Somos energía que, a través de la relación entre los cinco elementos, los chakras, los meridianos, las emociones y los pensamientos, permanece en constante movimiento.
Tenemos una mente muy poderosa que suele llevarnos a hacer las cosas a su manera (Ego). En gran parte, desde la idea o creencia de que para obtener éxito, hay que estar en continua lucha, hay que competir, hay que esforzarse. Aunque también existe la creencia de que DAR es lo mismo que PERDER; materialmente puede parecer cierto: si yo tengo tres canicas y te doy dos, solo me quedo con una, es decir, he perdido dos.
Es en esos momentos cuando debemos centrarnos, no en la pérdida, sino en la ganancia: "¿Qué he ganado yo?" Una de las respuestas que podemos obtener es "emociones gratificantes". Pero podemos ir un paso más allá si recordamos la Ley de "arriba igual que abajo", es decir, si yo doy y prevalece en mí la gratitud por las emociones positivas que ese "dar" me ha proporcionado, estoy creando un tipo de vibración que, por correspondencia, atraerá hacia mí lo mismo que yo emano: más oportunidades para agradecer y recibir.
Nuestras emociones dan forma a nuestros pensamientos y éstos, a su vez, tienen una vibración específica que atrae vibraciones afines.
1.- Atraemos lo que vibramos.
Si no ordenamos en nuestra mente qué es lo que realmente queremos desde la sinceridad más absoluta para con nosotros mismos, el Universo nos dará lo que pueda.
Por ejemplo:
Puedo pedir un amor especial pero si dentro de mí no me amo absolutamente, estoy pidiendo desde la incoherencia. ¿Qué puede darme el Universo? Un amor que se medio ame como lo hago yo.
En cambio, si primero trabajo en conocerme sin temor ni resquicios, me acepto tal y como soy y me dedico a amar mi Luz y mi Sombra, entonces, y solo entonces, el Universo podrá darme un amor que pueda amarme como yo pido, que se ame como yo me amo...
El Universo no conoce el significado del NO
Las Leyes del Universo no contemplan nuestra visión de "bueno o malo"; la vibración es solo vibración, no hay polaridad positiva ni negativa. El Universo no juzga, tan solo nos da aquello que pedimos. Por ejemplo:
- Si decimos: "No quiero más problemas", realmente estamos diciendo "quiero más problemas", ¿y qué nos da el Universo? Justo lo que pedimos.
En cambio, si pedimos correctamente, desde la gratitud en lugar de desde la carencia, el Universo nos da justo lo que pedimos.
2.- ¿Sé lo que realmente quiero?
Tan solo una vez que hemos aprendido a conocer y reconocer nuestros patrones y creencias, somos capaces de conocer nuestra auténtica verdad (aunque no nos guste).
Por ejemplo:
Tal vez mi deseo más profundo sea cambiar de trabajo pero interiormente me aterroriza que pueda darse la oportunidad. Si no soy consciente de ello, pediré un nuevo trabajo pero, o bien no se me dará o conseguiré otro trabajo que tendrá las mismas características que no me gustan del que tengo. Pero, si soy capaz de reconocer ese miedo y trabajo para desecharlo o quitarle poder, entonces estoy en condiciones de pedir ese trabajo que colmará todas mis expectativas.
Lo que pedimos se nos da, siempre, la única diferencia es si la fuerza está en un deseo inconsciente o en un deseo consciente y veraz.
3.- Aprender a pedir
Muchas veces pedimos desde la carencia, el enojo, la negación o el miedo, todos, factores de baja vibración que no nos ayudan a conseguir lo que deseamos. Hecho que alimenta a nuestra mente-ego que nos dice: "¿ves? Ya te lo decía yo, todo esto no son más que tonterías...".
Por ejemplo:
Si estoy pasando una mala racha económica y pido abundancia desde un sentimiento de carencia, la baja vibración de ese sentimiento no tendrá fuerza suficiente para atraer vibraciones más altas.
Lo mismo sucede cuando en nuestras peticiones aparece la palabra "no".
4.- ¿Siento lo que deseo?
Hay un sentimiento que suele acompañar nuestros deseos y peticiones: el no merecimiento. Si yo no me siento merecedor de obtener lo que pido, ¿cómo podré obtenerlo?
Es muy importante identificar qué sentimiento acompaña nuestros deseos pues, cuando no hay coherencia entre lo que pensamos, hacemos y sentimos, se rompe el flujo energético; es como intentar recorrer una carretera llena de socavones.
Es mucho más efectivo acompañar nuestros pensamientos y deseos desde el sentimiento de que ya estamos disfrutando de aquello que pedimos.
Por ejemplo: Un niño que empieza a caminar no duda en extender la mano, lo hace desde el convencimiento de que siempre encontrará la mano de un adulto que le ayude a no caerse.
Si dudamos de si se nos dará, ¿cómo se nos va a dar?
5.- Deseo versus Pasión
Una vez que hemos localizado aquellos patrones, creencias y/o sentimientos que no nos permiten vibrar correctamente, se abre ante nosotros una autopista maravillosa; la que nos lleva directamente a nuestra verdadera pasión. Entonces llega el momento de la gran pregunta: "¿Qué me apasiona de verdad? ¿Qué es lo que alimenta mi felicidad?"
Si vivimos enfocados en aquello que nos apasiona, que nos hace sentir vivos, nuestra vibración palpita a niveles nunca experimentados. Desde este lugar no hay nada que no podamos lograr; estamos en el lugar exacto para crear la realidad que realmente deseamos.
6.- Vivir de la Pasión
Una vez que hemos descubierto cuál es nuestra auténtica pasión, el siguiente paso es trabajar para hacer de ella nuestra fuente de ingresos.
¿Cómo? Buscando asesores específicos para la actividad que queremos realizar, prepararse intelectual y prácticamente para su desempeño y lanzarse a vivirla.
7.- Mi pasión = tu bienestar
Cuando ponemos nuestros dones, facultades, conocimientos, pasión y práctica en pos del bienestar común, ofreciendo y compartiendo con los demás nuestra dicha, el Universo nos recompensa sobradamente pues estamos llevando a cabo una de las premisas más importantes del Universo: amar al prójimo como a ti mismo. Es decir, lo importante no es que yo esté bien, sino que estando bien yo, lo estará todo el mundo.
- Este principio está regido por la "Ley de Correspondencia":
Quizá la más importante de todas y en muchos sentidos, una ley que explica muchas otras leyes. De ella parten afirmaciones como:
. Como es dentro es fuera (cuerpo/mente/espíritu)
. Como es para mí es para ti (hermandad/el Todo)
La ley de la correspondencia constituye el principio fundacional de casi todas las religiones y escuelas del pensamiento y es la clave de la libertad personal y de la felicidad. En otras palabras, la autopista hacia el éxito y la satisfacción.
* Las 7 leyes de Ho'oponopono
1- El mundo es lo que uno piensa que es
2- No existen límites
3- La energía fluye donde ponemos la intención
4- El poder está en el Ahora
5- Amar es ser feliz con algo
6- Todo el poder está en nuestro interior
7- Lo efectivo está en la medida de lo verdadero
Pasos:
1. Reconozco en mí el deseo de abundancia económica.
2. Pienso detalladamente la cantidad que quiero recibir -y un poquito más- desde un pensamiento coherente.
3. Relleno el Cheque de Abundancia Universal.
4. Me siento merecedor de ello.
5. Conecto con la emoción de saberlo efectivo.
6. Conecto mi pasión con esa abundancia económica.
7. Disfruto de compartirlo con los demás.
Para terminar, yo reconozco en mí y en ti, la Abundancia Infinita del Universo, celebro el bienestar común que nos ofrece y agradezco la posibilidad de compartirlo contigo.
Que así sea. Así es. Hecho está.
Gracias. Gracias. Gracias.
¡Feliz Abundancia! ¡Feliz Vida! ¡Feliz Ahora!