viernes, 5 de octubre de 2018

¿Por qué no puedo cambiar una realidad que no me gusta?



Una vez que empieza nuestro despertar a la consciencia, es decir, cuando empezamos a hacernos preguntas como: ¿por qué?, ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿hasta cuándo?, ¿cuánto?...
Empezamos un camino que, sin ser distinto, es completamente nuevo. En ese momento empezamos a buscar respuestas porque, aunque la primera respuesta que obtenemos sea: "Cada uno es maestro de sí mismo. Las respuestas están dentro de cada uno", nuestra mente física necesita buscarlas en el exterior.
Y está bien así, realmente todo está bien en cualquier forma en la que se dé mientras nos ayude a crecer en todos los aspectos que nos completan.
Pero, a la vez, puede ser una experiencia agotadora que se presenta con mucha frecuencia en nuestro día a día. Siguiendo las leyes del Yin-Yang, toda información que obtenemos también nos ofrece su opuesto. Dependiendo de las fuentes que consultemos podemos encontrar frases alentadoras o desalentadoras, claridad o más confusión. Eso, sin contar la ventaja y desventaja de vivir en un momento de gran facilidad para obtener información casi ilimitada sobre cualquier cuestión a la que estemos buscando respuesta.

Lo cierto es que no existe una única información verdadera; su verdad depende del grado de conexión que sintamos con sus afirmaciones o negaciones.

Si lo crees, lo creas

Una simple frase que resume una gran lección: somos y nos sirve únicamente aquello en lo que creemos.

Si creemos que Reiki es sanador y que todo lo que nace de ahí es para nuestro mayor bien, entenderemos las crisis de sanación como parte de un proceso natural y beneficioso de limpieza y crecimiento personal. Pero, si creemos que todo lo que no nos produce únicamente sensaciones de bienestar general es malo, Reiki será malo.
Nosotros mismos bloqueamos o abrimos paso a nuestra expansión física, emocional, mental, energética...

¿Qué tipos de bloqueos nos acompañan?

1.- Bloqueos Emocionales

Podemos llevar nuestra vida con normalidad y calma y, en un momento dado, sentir que algo falla, que algo no fluye con normalidad.
Es momento de plantearnos si podemos estar pasando por un bloqueo emocional: una barrera que nos impide pensar y sentir con claridad. Lo cierto es que esta barrera es un mecanismo de defensa que nos ayuda a "no sentir" las sensaciones incómodas que nos afectan en ese momento. Nos protege y, a la vez, nos impide sentir en profundidad y expansión.
Aprender a comprender y gestionar nuestras propias emociones es el único camino válido en este momento. Hasta que no logremos conectar con los pensamientos que crean en nosotros esas emociones y nos permitamos sentirlas, no podremos avanzar.

* Ejercicios para desbloquear las emociones enquistadas:

. Respiración: La respiración Ha de Ho'oponopono es una de las más fáciles y efectivas. Se trabaja en series de 4 repetidas cuatro veces: Inspiramos contando hasta 4, mantenemos el aire contando hasta 4, expiramos contando hasta 4, mantenemos contando hasta 4...

. Meditación: En internet podemos encontrar infinidad de meditaciones guiadas para la relajación. Con dedicarles 5 o 7 minutos al día es suficiente para mantenernos conectados con nuestro sentir real.

. Ejercicios prácticos:
Mecer la pelvis: Podemos realizarlo tumbados o de pie, apoyando bien las plantas de los pies y doblando ligeramente las rodillas. Al inspirar movemos la pelvis hacia adelante y hacia atrás al expirar.

Tapping:
Es una herramienta muy sencilla que se basa en dar golpecitos con las yemas de los dedos en ciertos puntos del cuerpo. Su objetivo es eliminar el bloqueo que no permite fluir las emociones y/o pensamientos.
Podemos utilizarlo de dos formas:
1. Mencionando el problema o preocupación que queremos resolver.
2. Con la única expectativa de dejar fluir las emociones para poder detectarlas y gestionarlas.

Los puntos de tapping coinciden con puntos de inicio o final de meridianos de acupuntura:

0: El lateral de la mano, entre la base del dedo meñique y la muñeca.
1: La parte superior de la cabeza.
2: El extremo interior de la ceja.
3: El lateral del ojo.
4: El hueso que hay debajo del ojo.
5: Entre la nariz y el labio superior.
6: La depresión que hay entre la barbilla y el labio inferior.
7: La punta del extremo interior de la clavícula.
8: Unos cuatro dedos por debajo de la axila.
9: El ángulo interior de la uña del dedo pulgar.
10: El ángulo interior de la uña del dedo índice.
11: El ángulo interior de la uña del dedo corazón.
12: El ángulo interior de la uña del dedo meñique.



2.- Bloqueos Físicos

Un bloqueo físico es la contención muscular de algún impulso o sentimiento tabú: intentamos suprimir la respuesta física a una emoción porque consideramos que no está bien. Si lo aceptamos, en lugar de luchar contra ello, descubriremos el gran potencial que se esconde tras un bloqueo.
Nos hemos acostumbrado a diferenciar el cuerpo de la mente y sentir que son dos cosas separadas. Y nos hemos hecho tan mentales que sólo nos identificamos con nuestras acciones voluntarias y controlables. Consideramos que todo lo demás, lo involuntario e inconsciente, no nos pertenece.
* Ejercicio práctico para trabajar el bloqueo físico:

Buscamos un momento y lugar en el que podamos estar tranquilos, nos colocamos en una postura que nos resulte cómoda y cerramos los ojos.
Respiramos tranquilamente, observando la respiración pero sin intervenir en el proceso e intentamos descubrir qué partes de nuestro cuerpo se resienten, a qué partes de nuestro cuerpo no llega la respiración.
Una vez que las hemos localizado, nos mantenemos como meros observadores, no intentamos que ese malestar o rigidez se desvanezcan, simplemente seguimos respirando y dándonos permiso para que el aire limpio llegue a esas zonas.

Cuando sintamos que algo ha cambiado; que ha emergido una emoción, que la rigidez es menor, que el dolor se ha convertido en otra cosa, entonces abrimos los ojos y volvemos al presente que nos ocupa.
A veces no podremos reconocer una emoción en especial pero si podemos sentir qué parte de nuestro cuerpo se resiente, podemos buscar qué emociones están ligadas a esa parte u órgano de nuestro cuerpo. A partir de ahí tan solo deberemos aceptarla y darnos permiso para sentirnos así para notar cómo, poco a poco, nuestro estado anímico y físico mejora.





3.- Creencias limitantes

Son una percepción de la realidad que nos impide crecer, desarrollarnos como personas o alcanzar todas esas cosas que nos hacen ilusión. Es algo que realmente no es cierto pero que, como si lo es para nuestra mente y eso es lo que vale para nosotros, lo damos por bueno.
Puede ser algo con lo que hayamos convivido desde pequeños o que se haya incorporado en nuestra vida a través de alguna experiencia u opinión; si un amigo me hizo daño, a partir de ahí puedo protegerme de los "falsos amigos" por lo que no me abro a nuevas amistades.
Si nosotros creemos que no podemos, el cerebro ya nos predispone para eso
Lo mismo sucede con el  miedo que nos paraliza; nosotros ya visualizamos el futuro, naturalmente desde la parte catastrófica y pensando en todo lo que nos va a ir mal en vez de todo lo que puede ir bien.

. Algunas creencias limitantes:
- El dinero no crece en los árboles.
- Todos los actores son de principios dudosos.
- Aún no estoy preparado.
- No merezco "esto que deseo".
- Yo no soy como "alguien con quien nos comparamos".
- El trabajo está muy mal.
- El mundo es injusto.
...

Es importante saber que la mayoría de creencias limitantes se crearon en la infancia y suelen acompañar la baja autoestima y la falta de confianza. Normalmente estas creencias van asociadas a un miedo: a hablar en público, a ser rechazado, a esforzarse en vano...

Las creencias no responden a verdades o hechos demostrables a través del raciocinio, sino que son pensamientos asociados a ideas o sentimientos que tomamos como ciertos, ya sea por fe, confianza, miedo… Es decir, la creencia no es la verdad, es una verdad que hemos construido.
¿Cómo detectar las creencias limitantes?
Lo cierto es que no es fácil pues se trata de pillar infraganti a nuestro cerebro. Es decir, conocer qué pensamientos tenemos sobre esa faceta de nuestra vida que no funciona como deseamos.
Trucos:
- Observar nuestra forma de expresarnos; mensajes derrotistas o negativos son indicio de creencia limitante.
- Escribir en un papel todo lo que pensamos sobre ese tema y, una vez terminado, estudiar su lenguaje.
- Meditaciones de merecimiento y creencias.
Una vez que hemos descubierto qué creencia nos limita, nuestro trabajo será cambiarla, transformarla en positivo.
Por ejemplo: Si el mensaje es de "no puedo", procuraremos usar la palabra "puedo" cuando nos refiramos a ello o, en todo caso, le añadiremos la palabra "pero" o "por ahora" o "hasta ahora".
- "No puedo trabajar de lo que me gusta", podemos transformarlo diciendo: "Puedo trabajar de lo que me gusta"/"Hasta ahora no he podido trabajar de lo que me gusta"/"No puedo trabajar de lo que me gusta por ahora".
Con este ejercicio, poco a poco, iremos trascendiendo la creencia que nos había estado limitando.

4.- Bloqueos Transgeneracionales
Nacemos formando parte de un proyecto consciente o inconsciente de nuestros padres, que a su vez, obedece a la información heredada de nuestros ancestros.
La carga de esta memoria transgeneracional se transmite en el momento de la concepción con el deseo de nuestros antepasados de ver realizados sus mandatos.
La información del linaje pasa de padres a hijos tanto a nivel genético como a nivel psíquico, copiando inconscientemente la información neurológica y energética de nuestros ancestros.
Entender nuestro árbol genealógico nos permite contactar con las emociones atrapadas en él y liberarnos de sus bloqueos e influencias negativas.
Para detener el proceso de repetición es necesario buscar en el esquema familiar y encontrar el origen del bloqueo dentro de la historia de los ancestros.
Descubrir  qué sintieron, conocer las reglas familiares a cerca de lo que se puede y lo que no se puede hacer, los derechos y deberes de cada uno de sus miembros, lo prohibido y el rol de cada miembro dentro del clan familiar, nos permite tomar consciencia de los conflictos y, lo que es más importante, sanarlos. 
Eliminar las cadenas inconscientes y soltar el lastre que nos ata a conflictos vividos en el pasado familiar nos ayudará a convertir las experiencias dolorosas del presente en acciones positivas y a tomar el control, permitiéndonos ser los protagonistas de nuestra propia vida.
Para ello, lo más fácil es encontrar a un terapeuta de la biodescodificación y trabajar con él de forma íntima y certera pero también podemos empezar nosotros mismos.
¿Cómo? Indagando en los recuerdos del clan, hablar con los mayores, intentar hacernos una idea de cómo eran nuestros antepasados, de cómo vivían, de si había alguna enfermedad hereditaria o algún patrón común visible que podamos vincular con nuestro propio presente.
Una vez que hemos hallado una conexión, podemos limpiar esas memorias practicando Ho'oponopono, escribir una carta de perdón o de sanación del linaje familiar y, sobre todo, aceptar y amar a cada uno de los integrantes del clan por encima de todas las sombras que puedan haberle acompañado.



La aceptación y el amor incondicional hacia todos y, en especial, hacia nosotros mismos, son las mejores herramientas con las que podemos trabajar.