lunes, 13 de mayo de 2019

Los mensajes del Alma


Una vez que nos damos cuenta de que hay algo más, de que no sólo somos nuestro cuerpo, pensamientos o emociones, surgen las preguntas del tipo: ¿Cómo puedo comunicarme con mi Alma?, ¿cómo puedo descifrar los mensajes que me envía?

Nuestra Alma o Yo Superior se comunica constantemente con nosotros. A veces no nos damos cuenta porque aún estamos muy anclados en nuestra vida física o mental y la voz del Alma se mueve en estados más sutiles pero, si tenemos curiosidad y la firme intención de comprenderla sólo necesitamos dos requisitos para poder comunicarnos con ella: atención y percepción.

Atención significa ser capaces de vivir el presente con todo nuestro ser. Vivir el aquí y ahora sin recordar nada pasado ni especular nada futuro.

Percepción significa ser capaces de sentir, de abrirnos y confiar en nuestra intuición sin hacer caso de la mente racional que todo lo juzga y limita.



Cada vez que lanzamos una pregunta al Universo, ya sea la resolución de un problema o qué tenemos que hacer para conseguir una vida mejor, el Alma nos responde. ¿Cómo? 

1.- Utilizando recursos de nuestro mundo físico como canales para sus mensajes.

- Plumas: Si encontramos una pluma en un lugar poco habitual, podemos estar seguros de que esa pluma nos trae un mensaje. Dependiendo de su color nos estará diciendo una cosa u otra.
Hay varias páginas en Internet que nos lo explican con detalle. Aquí tenéis un pequeño ejemplo para ir abriendo boca:



- Números: La numerología  es el estudio del significado oculto de los números. ¿Cómo los utiliza el Alma? Normalmente, a través de secuencias numéricas o números que se repiten. Por ejemplo: 2332 / 2323.
Puede darse que en algún momento de nuestra vida un número concreto adquiera sifnificatividad, por ejemplo: normalmente cojo el autobús de línea número 24 pero hoy lo he perdido, entonces cojo el siguiente, es el número 5. Cuando bajo de la parada, voy a la tienda y hay 5 personas haciendo cola en cada caja. Alguien me manda un mensaje a las 5 en punto de la tarde... Si algo así sucede, nuestra Alma está intentando mandarnos un mensaje.
Recordar el significado de cada número y de cada combinación maestra es complicado. Afortunadamente hay páginas que nos lo detallan de forma fácil y clara.
Esta es una de ellas:



- Mensajes a través de otras personas: De pronto, escuchamos una canción en la radio que responde a nuestras preguntas, o nos damos de bruces con un cartel que nos alienta a hacer algo, o una amiga dice una frase -aparentemente fuera de contexto- que da en el clavo con una idea a la que le hemos estado dando vueltas.


2.- A través de nuestras emociones.

Si al tomar una decisión sentimos Paz más allá de que sea una decisión desconcertante e incluso dolorosa, es que el Alma nos está otorgando un . En este caso, debemos intentar no darle más vueltas mentales y apostarlo todo por esa decisión.

Pero, si ante la idea de una situación sentimos incomodidad (que incluso puede llegar a ser física), es que el Alma nos está diciendo que éso no nos conviene y debemos seguir buscando otra alternativa o, simplemente, alejarnos de esa situación.

3.- A través de objetos que utilizamos con la intención de comunicarnos con ella.

Las piedras, los árboles, el agua, los cristales... Cualquier medio es bueno para contactar con el Alma si tenemos la intención firme de hacerlo. ¿Cómo?

En primer lugar, necesitamos alinearnos con nosotros mismos, es decir, calmar nuestra mente y nuestro cuerpo. Para ello, tan solo necesitamos un lugar mínimamente tranquilo en el que no seamos interrumpidos. 
Nos centramos en nuestra respiración y vamos sintiendo cómo cuerpo y mente se calman. 
Podemos, a través de la respiración, crear un circuito que nos una al centro de la Tierra -que podemos imaginar como una gran bola de color plateado que está en el centro de la Tierra- y al Alma -que podemos imaginar como una gran bola de color dorado que se encuentra a unos 40-50 cm sobre nuestra cabeza-.
Una vez alineados, nos colocamos frente a un árbol o tomamos la piedra o cristal entre las manos. Nos presentamos (*), volvemos a tomar varias respiraciones, le hacemos la pregunta para la que necesitamos respuesta y, a partir de aquí, simplemente nos abrimos a sentir.

Puede que en nuestra mente aparezcan imágenes, que sintamos paz o incomodidad, que de pronto surja de la nada una canción o que veamos la respuesta telegrafiada en nuestra mente. 
Sea cual sea la experiencia debemos confiar en nosotros mismos y en que la respuesta llegará.

Si no lo hace durante el ejercicio de conexión, tan solo debemos estar atento a las otras señales: numerología, plumas...

(*) ¿Qué es eso de presentarnos?

Pensemos en las personas que hemos conocido a lo largo de nuestra vida. Antes de conocernos ¿existían ellas?, ¿existíamos nosotros? La respuesta es evidentemente sí, pero ¿existíamos en la vida del otro? No.
¿Qué tuvo que pasar para que esa persona en particular empezara a existir para nosotros? Nos la presentaron, nos presentamos. De igual modo, cada vez que queremos utilizar un elemento para comunicarnos con nuestra Alma, para que la conexión sea eficaz, debemos existir para el elemento que actuará como canal intermediario.

Os animo a presentaros a un árbol y a respirar abrazados a él. 
No hace falta preguntar nada, simplemente permitiros sentir. Os aseguro que hay pocas experiencias tan sencillamente mágicas como ésa.